viernes, 1 de abril de 2011


"Con las sábanas azules de la cama, recíen puestas, se seca los ojos húmedos, tristes. Cada una de las lágrimas que deja caer es un grito de angustia, de impotencia.
Se pone la almohada en la cara y llora desconsolada.
Pasan diez minutos. Quince. Y cinco más. Tose. Gime. Sobre por la nariz e intenta tranquilizarse."

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